A principios de julio de 1993, una pareja de cazadores encontraron el cuerpo calcinado de una mujer no identificada, de entre 20 y 30 años de edad, con melena larga y negra, en la iglesia del pueblo. Llevaba allí varios días, desde la verbena de San Juan, donde se especuló que la mujer fue víctima de un secuestro que terminó en violación y en una especie de ritual. El caso nunca llegó a resolverse.
En 1996 se volvió a localizar otro cuerpo de una mujer joven en su término municipal. En la urbanización Talaia del Mediterrani.
Se trataba de Ana María Barba, de 19 años, empleada de una gasolinera en el municipio de l’Arboç del Penedés. La noche del 14 de febrero, uno o varios sujetos anónimos la habían atracado, llevándose una recaudación de 40.000 pesetas. Después la obligaron a subir a un vehículo probablemente con la intención de forzarla. La chica acabó muerta, quizás para eliminar a la testigo ocular del robo. También apareció semidesnuda, con signos de violencia y debajo de unos maderos. El caso quedó también sin resolver.
Desde entonces numerosos testigos han advertido de luminarias por la zona entre otros fenómenos paranormales. También se llegó a rodar aquí una película.
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