También llamado el Hospital de Bertha, situado a 5 kilómetros de Afacar.
Fundado en 1929 por Bertha Wilhemi y Alejando Otero en un bosque marcado por la sangre de la guerra civil. La alemana Bertha Wihelmi decidió dedicar su vida a los demás luchando contra la tuberculosis tras que su hermano falleciera de dicha enfermedad. Según la historia, Bertha no pudo soportar por más tiempo la ausencia de su hermano y se suicidó en una de las habitaciones del sanatorio, posiblemente ahorcada. Tras su fallecimiento nadie continuó con la obra de la buena mujer.
Hoy en día el sanatorio se encuentra en un gran estado de abandono.
Poco tiempo después de terminar la Guerra Civil, se empezó a hablar de apariciones en los alrededores del recinto y también en su interior, algunas de ellas documentadas por expertos como Rafael Casares, también profesor de secundaria, y Juan Arcas, que lo incluyeron en el libro ’13 historias de fantasmas, casas encantadas y poltergeist’
También se han obtenido psicofonías en su interior, en una de ellas obtenida por Rafael Reyes, parece escucharse “Berta”
Se ha entrevistado a personas que después de visitar el lugar se encontraron su automóvil mirando en sentido contrario al que lo habían aparcado. Estas personas comprobaron que el coche no estaba abierto ni forzado.
Se han llevado a cabo diversas investigaciones como por ejemplo la de los hermanos Guzmán que vieron la imagen de una mujer de pelo blanco, con unas ropas del mismo color y una cara muy demacrada. Lo sorprendente es que la figura se desplazaba lentamente, pero a varios palmos del suelo. Antes de que ninguno de los presentes pudiese reaccionar, la mujer se volatilizó en el aire.
Otros visitantes han relatado que abandonaron el lugar tras notar que una presencia los observaba o bien tenían la sensación de que una «negrura» avanzaba hacia ellos
Rafael Reyes, realizó unas fotografías en las ruinas del porche del sanatorio con una amiga llamada Yazmina Mimun.
En el margen izquierdo de la imagen aparece la figura de una enfermera vestida como lo hacían a principio de siglo, y en la parte derecha, el rostro de otra mujer. «Hay más fotos que se han hecho a lo largo de los últimos meses, una de ellas con el rostro de un niño, la imagen de un perro y una figura de negro», dice.
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