jueves, 22 de octubre de 2015

SANATORIO SIERRA ESPUÑA



Empezó a ser construido como sanatorio antituberculoso en el año 1913
La estreptomicina permitió dar el alta a gran número de pacientes, que fueron desalojando el sanatorio. El resto fue trasladado a Albacete y en 1962 el edificio fue clausurado. Entonces, el Ayuntamiento de Murcia, reunido en sesión plenaria el día 24 de mayo de aquel año, pidió la reapertura en los años ochenta, donde fue transformado en un albergue juvenil. Finalmente fue abandonado en el año 1995.
La leyenda negra del edificio había crecido demasiado. Y aún crecería más. Algunos de los pocos jóvenes que pernoctaron en aquel lugar aseguraron haber escuchado lamentos y ruidos inexplicables. Incluso alguien reveló que el espectro de una extraña dama, vestida de blanco, se paseaba por los corredores abandonados. De hecho, incluso existen peticiones de traslado de varios miembros del personal al cuidado del inmueble.
La fenomenología paranormal sucede en la primera planta, y más concretamente en los pasillos que unen la parte reformada con la más antigua, que ha permanecido intacta desde su cierre, hace más de 45 años. Ambas zonas están separadas por una puerta, tras la cual se construyó un tabique para impedir el paso al sector más antiguo.
Algún testigo todavía vivo de cuando en el sanatorio se trataba la tuberculosis narra cómo se sacaban a los fallecidos por la parte trasera, creyéndolos muertos, para llevarlos a un depósito que se había construido fuera del recinto, y cuando el carretero introducía los cuerpos en los ataúdes para bajarlos al cementerio de Alhama, algunas veces los cadáveres revivían y comenzaban a golpear con fuerza la tapa del ataúd, lo que daba unos sustos de muerte al carretero.
Los miembros de la SEIP fueron testigos de otros sucesos a los que no encuentran explicación. «Escuchábamos las cisternas de los retretes funcionar, algo inexplicable porque allí no hay agua. También oíamos el ascensor», afirma Antonio Pérez. Voces en la parte superior del edificio, risas, pisadas… Sensaciones de pánico en un edificio que parece no haber dejado escapar las almas agonizantes que un día recorrieron sus pasillos en otros tiempos.
Uno de los casos más sorprendentes sucedió hace unos años, mientras un grupo de militares pasaba la noche en el sanatorio. Uno de ellos, quien hacía guardia, despertó a los demás con un ráfaga de fusil. Iba destinada a un ente, de color verde, que heló la sangre de cuantos lo presenciaron. En la actualidad, el sanatorio es muy frecuentado por parapsicólogos y se cuentan por decenas las supuestas psicofonías registradas. Lo que nadie niega es que el edificio condensó durante décadas la agonía de tantas almas y tantas tristes historias que lo convirtieron en el vestíbulo del cementerio.
Aún quedan entre sus paredes los ecos de aquellas tragedias.



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